Tradición alfarera
Desde el año 1392, aparece documentada la tradición alfarera de Traiguera, a pesar de que a buen seguro esta se remonta incluso siglos atrás.
La geología del término municipal, rico en arcilla a cielo raso, permitió una industria artesanal que daba trabajo a muchas familias sin otros recursos más provechosos, cosa que los permitía ganarse la vida sin tener que trabajar por otros. Los cantereros constituían un grupo social característico dentro de la sociedad local, con unas pautas de cohesión marcadas por el aprovechamiento comunal de recursos como la arcilla, el agua y la leña, y de instalaciones imprescindibles como los hornos. A la ayuda mutua, operativa sobre todo a la hora de cocer la obra, se sumaba una organización de raíz menestral que tenía en Sant Jaume el catalizador festivo.
Hoy ese ritmo vital no es, casi, más que memoria. Del mismo modo que los cantereros fueron durante siglos unos de los protagonistas destacados de la vida de Traiguera, las transformaciones económicas, sociales y culturales de la segunda mitad del siglo XX, añadidas a inercias endémicas del mismo oficio, determinaron la casi desaparición, y también provocaron la decadencia definitiva de una manera de vivir y de unas formas culturales que el pueblo ha preservado únicamente como elemento identitario.
Aun así, el barro forma parte de la memoria colectiva y de la identidad de nuestro pueblo y, gracias al trabajo y dedicación de los últimos «alfars», Hilario y los Hermanos Mellat, podemos decir que son historia viva de Traiguera.
(Fuente: Vicent Sanz)